“La paz se construye con una democracia incluyente”
El
comisionado de paz, Sergio Jaramillo; el general (r) Óscar Naranjo, y el
ministro para el Posconflicto, Rafael Pardo coinciden que la depuración
de la política será una de las claves para construir la paz en los
territorios.
“La paz se construye con una democracia incluyente”
Foto: Archivo particular
Los hombres del
Gobierno que durante tres años se han sentado a negociar con las FARC en
La Habana, como el alto comisionado Sergio Jaramillo y el general (r)
Óscar Naranjo, son conscientes de que la firma de un acuerdo que ponga
fin al conflicto armado es apenas el primer paso para construir la paz
en Colombia.
También son conscientes de
que la paz va más allá de los acuerdos sobre lo fundamental que sellen
los partidos políticos en la capital, en el centro del poder, sino que
será la forma como el Estado llegue a los territorios más afectados por
el conflicto lo que garantice los cambios estructurales para una
sociedad en paz.
Sergio Jaramillo
considera que durante décadas el país se ha desarrollado en un modelo de
Estado que se ha aplicado desde el gobierno central a los territorios,
un modelo que en su criterio ha fracasado, por lo que la paz necesita
“construir un nuevo modelo de establecimiento”.
Según
el comisionado, en las regiones la gente lo que más quiere es que el
Gobierno la oiga, que el Gobierno la reconozca. “Lo que más pide es voz y
por eso tenemos que construir un modelo de fortalecimiento de
instituciones y participación de la gente”.
Al
igual que lo que afirma Humberto de la Calle, Jaramillo califica de
indispensable establecer “una democracia más incluyente, con el
reconocimiento de colombianos que por mil razones se han sentido
excluidos del desarrollo económico y de la participación política”.
El
ministro Rafael Pardo coincidió con Jaramillo en que llegó el momento
para pensar un nuevo modelo democrático, pues considera que la
democracia participativa, espíritu de la Constitución del 91, no ha
tenido éxito y que el espíritu descentralizado no es evidente en la
práctica. “Cada día el país está más centralista. Nosotros, los que
estamos aquí, creemos que tenemos la solución para las regiones, creemos
que mandando unos consultores a San José del Guaviare resolvemos el
problema”.
El ministro del Postconflicto
considera que la paz pasa por ofrecerles dignidad y calidad de vida a
quienes históricamente se han visto sumidos en unas enormes brecas de
desigualdad.
El general Óscar Naranjo
considera que la paz en las regiones se consigue, precisamente, cerrando
esas brechas de inequidad social, garantizando la seguridad y la
convivencia, el acceso a la justicia, pero sobre todo con un ejercicio
de la política más incluyente. Por eso manifestó que las principales
amenazas que se van a cernir sobre la paz son la corrupción y el
clientelismo. “Cambiar la manera de hacer política es lo que dará
viabilidad a la paz”.
Sergio Jaramillo
consideró que el verdadero debate que debe entusiasmar al país es
precisamente el de construir nuevas fórmulas para una democracia más
incluyente, en lugar de enfrascarse en discusiones de carácter jurídico o
constitucional que en su criterio nada la aportan al proceso de paz.
“En este país nos encantan las discusiones jurídicas, las discusiones
constitucionales y yo sí pido que no caigamos en esa falacia
constitucional. Este proceso de lo que se trata es de cambiar las cosas,
de cambiar la realidad, de hacer las transformaciones necesarias para
que la paz signifique algo trascendental, algo para cada habitante de
Colombia. Si no lo hacemos ahora, entonces ¿cuándo?”
Jaramillo,
Pardo y Naranjo compartieron sus impresiones durante el foro ‘Los retos
de la paz territorial’, organizado por la oficina del Comisionado de
Paz y Foros SEMANA.
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